Es verano, no hay duda. Y con él multiplicamos el tiempo de ocio al aire libre y de disfrute, lo que puede acarrear algunos problemas de salud típicos de esta época estival. ¿Sabes cuáles son los más frecuentes? En este artículo te los explicamos, porque conocer es el primer paso de una buena prevenir.
1. Golpe de calor. Se produce cuando las altas temperaturas provocan que aumente mucho nuestra temperatura corporal y que nuestro cuerpo no pueda regularla a través del sudor, perdiendo así gran cantidad de líquidos y sales minerales. Puede llegar a ser muy peligroso, pero se puede prevenir con una buena hidratación y evitando la exposición solar durante las horas centrales del día.
2. Otitis. La humedad de los baños en playas y piscinas puede propiciar que gérmenes y bacterias colonicen nuestros oídos. La inflamación del conducto auditivo afecta a los más pequeños, pero también a las personas adultas. Los tapones protectores de material flexible, ligero e hipoalergénico para mantener los oídos secos durante los chapuzones son nuestros mejores aliados.
3. Picaduras. En esta época del año proliferan los mosquitos y otros insectos y sus molestas picaduras. Debemos tener especial precaución en caso de sufrir una reacción alérgica a las mismas. Para prevenirlas, debemos evitar los aromas intensos y utilizar repelentes, mosquiteras y ropa que nos cubra toda la piel. En caso de viajar a países tropicales, se deben extremar las precauciones, ya que aquí pueden transmitir enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla.
4. Intoxicación alimentaria. Las altas temperaturas también perjudican la buena conservación de los alimentos. Por eso, durante el verano aumentan las gastroenteritis y las intoxicaciones alimentarias. Debemos no romper la cadena del frío, lavar muy bien las frutas y verduras que consumimos crudas y, por supuesto, tener precaución a la hora de escoger dónde comemos fuera de casa.
5. Quemaduras solares. Debemos proteger nuestra piel todo el año, pero en verano es más importante, si cabe. Siempre debemos aplicar cremas protectoras con un alto factor de protección —mejor si es superior a 50 SPF— y no debemos olvidar reaplicárnoslas frecuentemente. Además, un buen sombrero y unas gafas de sol son los aliados perfectos cuando estamos expuestos directamente al sol. Es importante recordar que los niños y niñas son especialmente vulnerables a las quemaduras solares.
6. Hongos. En verano caminamos descalzos por playas, hoteles y piscinas y esto provoca que puedan aparecer hongos en nuestros pies, una patología que se conoce como pie de atleta. Para prevenirla es recomendable el uso de chanclas y, además, procurar no compartir el calzado ni la toalla.
7. Legionella. Se deben realizar periódicamente un mantenimiento de los aires acondicionados y los sistemas que generan vapor de agua para refrescar el ambiente para prevenir la legionella, una bacteria que provoca síntomas parecidos a los de la gripe: dolores musculares, dolor de cabeza, tos, fiebre, diarrea…
8. Infecciones urinarias y vaginales. La humedad excesiva provocada por los frecuentes baños en el mar o la piscina pueden alterar nuestra flora vaginal y alterar sus mecanismos de defensa durante el período estival. De hecho, las infecciones urinarias y vaginales son las más comunes durante esta época del año. Para prevenirlas debemos necesario evitar todo aquello que impida la adecuada transpiración de la zona genital y mantenernos perfectamente hidratados.