El colesterol es una sustancia grasa que se encuentra en nuestro organismo. Este compuesto esencial para la vida se produce en el hígado principalmente, pero también lo obtenemos con la ingesta de alimentos.
Cuando hay un aumento importante del colesterol en sangre, éste se deposita en las paredes de las arterias y con el tiempo se puede producir ateroesclerosis, que es un estrechamiento o endurecimiento de las arterias dificultando la circulación de las sangre.
El colesterol viaja por la sangre unido a dos tipos de proteínas:
- LDL: transportan el colesterol hasta los lugares del organismo donde se necesite. El colesterol unido a LDL (c-LDL) es conocido como colesterol “malo”. Se recomienda mantener unos niveles bajos de c-LDL.
- HDL: recogen el colesterol sobrante de distintas partes del cuerpo y lo llevan hasta el hígado, donde se elimina. El colesterol unido a HDL (c-HDL) es conocido como colesterol “bueno”.
¿Cómo controlar el colesterol?
En función del riesgo cardiovascular total (el riesgo cardiovascular se calcula teniendo en cuenta diversos factores como edad, sexo, tensión arterial, tabaquismo y colesterol total) y del colesterol LDL se adoptará una estrategia u otra para el control del colesterol, pero la primera medida siempre será poner en marcha unos hábitos de vida saludables:
- Llevar una alimentación sana y saludable.
- Realizar ejercicio físico.
- Reducir un posible sobrepeso.
- Dejar de fumar.
El tratamiento con fármacos se considera si el colesterol no se controla con los cambios en el estilo de vida o en caso de riesgo alto o muy alto.
Consejos para una alimentación sana y saludable.
- Reducir los alimentos con exceso de colesterol. Son los huevos, mantequilla, embutidos, vísceras, carnes de cerdo, buey, cordero y caza, mariscos, quesos curados y semicurados y leche entera.
- Reducir el consumo de grasas saturadas procedentes de carnes rojas y ciertos aceites vegetales como el de palma o el de coco.
- Fomentar el consumo de alimentos ricos en grasas insaturadas, como el aceite de oliva o los ácidos grasos omega-3 y omega-6 presentes en pescados grasos, frutos secos y aceites vegetales como el de girasol o el de soja. Estos disminuyen el colesterol “malo” y aumentan el colesterol “bueno”.
Por su parte, los triglicéridos son compuestos grasos que, como el colesterol, pueden producirse en el hígado o proceder de la dieta. Aunque de menor importancia que el colesterol, su medición es interesante porque constituyen uno de los factores de riesgo cardiovascular.