Los niveles de azúcar en sangre demasiado altos pueden, con el tiempo, dañar los nervios o los vasos sanguíneos. Este daño en los nervios pueden provocar una pérdida de sensibilidad en los pies. Así, una persona con diabetes podría no sentir un corte, una ampolla o una llaga, lesiones que podrían causar úlceras e infecciones, que, en los casos más graves, podrían provocar una amputación. Además, el daño en los vasos sanguíneos provoca que los pies no reciban suficiente sangre y oxígeno. De esta manera, es más complicado que puedan curarse en el caso de sufrir una llaga o una infección.
Pero, que no cunda el pánico, todo lo que mejore la circulación y los movimientos articulares, les vendrá bien: masajes, movimientos de articulaciones, caminar diariamente… Además, con estos sencillos consejos se pueden mejorar tanto la circulación como la sensibilidad nerviosa:
Cada día, y con buena luz, se debe realizar una inspección de los pies. Es recomendable ayudarse de un espejo o de una persona cercana. ¿Qué buscamos?
- En las uñas, uñas gruesas u hongos.
- En la piel, zonas enrojecidas, hinchadas o muy secas, ampollas, cortes, llagas, rozaduras, callos, grietas en los talones, dedos en martillo o en garra , fisuras, juanetes, sangrados, etc.
Una buena higiene es primordial a la hora de mantener los pies de las personas diabéticas en buen estado. ¿Cómo la realizamos?
- Lava diariamente con agua templada y jabón neutro durante un máximo de 10 minutos.
- Seca bien los pies, especialmente entre los dedos.
- Utiliza crema hidratante en todo el pie, excepto entre los dedos.
- Mantén las uñas rectas con lima de cartón. No las cortes y evita, en la medida de lo posible, las tijeras, los cortaúñas, las cuchillas, las tenazas…
- No retires las cutículas, ya que nos protegen de la entrada de microorganismos.
- Nunca utilices materiales irritantes como callicidas, alcohol… Eso, mejor dejárselo al podólogo o podóloga.
También es sumamente importante utilizar un calzado adecuado.
- Compra el calzado a última hora de la tarde para evitar que le haga daño, dado que los pies se nos hinchan a lo largo del día.
- Pruébate el calzado en los dos pies antes de comprarlo. Ponte de pie y camina.
- Evita llevar zapatos nuevos todo el día. Debes adaptarte al calzado poco a poco.
- Los zapatos deben ser anchos, cómodos, seguros, que sujeten bien, con suela de goma y forro suave. Además, las plantillas blandas distribuyen la presión.
- Evita el tacón y las terminaciones en punta, ya que, aunque no lo notemos, pueden causar lesiones.
Asimismo, no debemos perder de vista que las medias y calcetines tengan estas características.
- Siempre con la costura hacia fuera para avitar roces constantes en el pie.
- El calcetín no debe apretar. Si es necesario, da la vuelta al elástico.
- Elige tejidos naturales, como el algodón o la lana. Los sintéticos absorben menos el sudor.
- Lo mejor, si es posible, es cambiar los zapatos y calcetines dos veces al día, para alternar las zonas de presión en nuestros pies.
Para terminar, estos consejos servirán para evitar otro tipo de riesgos:
- No camines descalzo o descalza, ni siquiera en la playa o piscina.
- Utiliza filtro solar en la piel expuesta para evitar quemaduras.
- Inspecciona el zapato antes de calzarte.
- No acerques tus pies a fuentes directas de calor, como bolsas de agua caliente oestufas.
- Consulta con tu equipo médico si descubres inflamaciones, rojeces o secreciones de los tejidos blandos que rodean a las uñas.
- Y, por supuesto, nunca te automediques.