Ha llegado la primavera y, con ella, la temida alergia. Estamos en el período en el que muchas plantas producen polen, una sustancia a la que es alérgica alrededor del 15 por ciento de la población.
En total, más del 25 por ciento de los españoles sufre algún tipo de alergia y se espera que este porcentaje continúe incrementándose durante los próximos años.
Las enfermedades alérgicas suponen un problema global de salud y, desde el punto de vista personal, conllevan una notable merma de la calidad de vida.
Pero, ¿qué es la alergia? Se trata de la
reacción desmesurada que algunas personas tienen a ciertas sustancias, conocidas como alérgenos.
Según su naturaleza causará un tipo de alergia u otro. Así, según el órgano afectado, la reacción alérgica dará diferentes síntomas:
Alergia
respiratoria: Se produce cuando una persona con hipersensibilidad a los alérgenos los inhala o entra en contacto con ellos, lo que puede provocar asma —que cursa con inflamación y obstrucción de los bronquios, la persona que lo sufre siente ahogo, opresión en el pecho, silbidos al respirar y tos— y rinitis —se inflama la mucosa nasal provocando el típico goteo de mucosidad acuosa y el picor de nariz, garganta, paladar y oídos, los estornudos en serie y la sensación de nariz y oídos tapados. En muchos casos se acompaña de conjuntivitis—.
Alergia alimentaria: Se produce cuando una persona hipersensible a un alimento lo ingiere sucesivamente y desencadena la inflamación que genera los síntomas. En general los síntomas suelen aparecer a los pocos minutos de la ingestión del alimento responsable, aunque a veces se demoran unas horas.
El diagnóstico
Si tu hija o hijo tiene síntomas sospechosamente alérgicos, debes consultar al pediatra, quien realizará una historia clínica detallada y un examen físico, y determinará si hay razones para establecer una sospecha fundada de una enfermedad alérgica. En este caso, le remitirá para realizar las pruebas oportunas que permitan confirmar el diagnóstico de sospecha.
Existen dos tipos de exploraciones para poder determinar si un/a niño/a tiene alergia:
Pruebas cutáneas: Se realizan aplicando en la piel gotas de los extractos a los cuales se supone que el paciente puede ser alérgico y efectuando a continuación una pequeña punción sobre las gotas. Al cabo de 15-20 minutos se efectúa la lectura: aquellos puntos en los que se hayan producido habones permiten conocer a qué sustancias es alérgico el paciente.
Pruebas en la sangre: Constituyen un complemento de las pruebas en la piel. Permiten no sólo ratificar, sino también cuantificar la intensidad de la sensibilización alérgica.