La evidencia científica es tajante, la práctica regular de actividad física conlleva numerosos beneficios para la salud:
- Reduce el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes.
- Reduce el riesgo de desarrollar hipertensión o dislipidemias (colesterol y triglicéridos) y ayuda a controlarlas.
- Reduce el riesgo de desarrollar cáncer de colon y mama.
- Reduce el riesgo de cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardiovasculares.
- Reduce el riesgo de desarrollar enfermedades mentales, como la demencia.
- Ayuda a controlar el peso y mejora la imagen corporal.
- Preserva o incrementa la masa muscular.
- Fortalece los huesos y articulaciones haciéndolos más resistentes.
- Aumenta la capacidad de coordinación y respuesta neuro-motora, disminuyendo el riesgo y consecuencias de las caídas.
- Mejora la actividad del sistema inmune.
- Reduce los síntomas de depresión y ansiedad.
- Mejora la autoestima.
La disminución del riesgo ante algunas enfermedades, como el cáncer o enfermedades cardíacas, requiere años de actividad física regular. Sin embargo, hay otra serie de beneficios que requieren tan solo de unas cuantas semanas o meses, tales como una mejor respuesta cardiovascular general, un incremento de la masa muscular, un descenso de la tensión arterial o una disminución de la depresión y niveles de ansiedad.
No hay duda, todas las personas adultas deben evitar la inactividad y realizar cada semana al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico (caminar, correr, nadar, bailar…) de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa. Asimismo, se deben realizar actividades de fortalecimiento muscular de intensidad moderada o intensa, que impliquen a los grandes grupos musculares, dos o más días no consecutivos en semana. Se recomienda de dos a tres series de entre ocho y 12 repeticiones con incrementos progresivos de carga.
Para lograr estos objetivos, lo mejor es comenzar cambiando algunas rutinas dentro de tus hábitos de vida sedentarios: sube y baja escaleras, ve caminando al trabajo, sal de compras sin coche, pasea y juega más con tu perro, ofrécete voluntario para tirar la basura, colabora en las tareas del hogar… Además, seguro que encuentras actividades placenteras y divertidas en tu entorno que te ayuden a moverte. Consulta con tu médico.